Por qué la reconfiguración masculina ha de ser experiencial-emocional y no sólo teórica

Ante el desafío de empezar a transformar nuestra masculinidad heredad para construir habitar una forma más consciente y coherente con nosotros mismos, es muy común que acudamos a libros y textos de los académicos del momento que trabajen estos temas. Queremos lograr entender cómo orientar este dilema, y para ello lo primero que se nos viene a la mente son libros y escritos. Sin embargo, parafraseando a Sergio Sinay, autor de “La masculinidad Toxica”, solo en parte cambiar este paradigma depende de la reflexión y el análisis.

Una herencia patriarcal muy dura en la que no muchos se detienen es la que nos hace creer que sólo en el intelecto se hayan las respuestas. Sin duda el entendimiento intelectual nos puede abrir caminos para entender las cosas y así poder cambiarlas. Sin embargo la transformación se hace real cuando es incorporada (pasada por el cuerpo) y contrastada con nuestra experiencia. Y este proceso requiere que vivamos en carne y hueso nuevos registros concretos que vayan en coherencia con la versión que queramos construir como hombres. 

Por ejemplo, si queremos vivir otra sexualidad necesitamos lanzarnos a tener esas nuevas experiencias o registros de esa sexualidad anhelada, aunque nos cueste o nos sintamos desorientados. SI queremos expresar nuestras emociones no basta con entender teóricamente que reprimimos tal o cual emoción sino que necesitamos de a poco ir experimentando esas emociones, ¡sintiéndolas! Si nos damos cuenta de que nos cuesta poner limites y decir que no entonces necesitamos empezar a darle espacio a esa energía un poco más agresiva en nuestra vida. Si nos damos cuenta de que nunca nos hemos dejado sostener por otro hombre, entonces experimentemos que pasa si lo hacemos. 

En resumen, podemos tener un discurso sumamente liberador y revolucionario pero si no nos vamos a la práctica, si no nos metemos donde duele, si no tocamos nuestros demonios, si no atravesamos el camino del aprendizaje experiencial y personal, es difícil que los cambios realmente sucedan. El conocimiento proviene sobre todo de la experimentación consciente: por eso la reconfiguración masculina requiere que empecemos a experimentar eso que ya entendimos teóricamente. ¡Probemos!

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